La Queja

Debido a las esporádicas lluvias que han estado cayendo sobre Santo Domingo en esta semana, estaba hablando con un compañero de trabajo de que CUANDO NO ES UN SOL QUE MATA, ES UNA LLUVIA QUE LO ARRUINA TODO. A una esquina de mi lugar de trabajo a mi compañero y a mi, nos agarró una "agüita" que solo hizo mojarme un poco la ropa, retrasarme, ensuciarme los zapatos y los pantalones (casi nada, jeje). Íbamos el camino entero lamentándonos de esto.

Hoy, salgo de mi casa y cuando voy por la esquina ¡Bufff!... Comienza un aguacero que desbarata mis planes otra vez. Regreso a mi casa rápidamente y solo digo: ¡Ahhh.... esta lluvia! Pero a mi mente llegaba: ¿Qué es mejor un calor asfixiante o una refrescante llovizna? Cuando hacia muchísimo calor días atrás quería que lloviera y ahora que llueve también estoy disgustado.

Dios es soberano y Él conoce todas las cosas, por lo que debemos (incluyéndome) dejar de preocuparnos de cosas tan diminutas como estas y confiar en que cada segundo de nuestras vidas esta controlado por Él.

¿Por qué nos quejamos tantos, nunca estamos conformes?

Por Leandro Pache